lunes, 2 de marzo de 2015

EL REPARTO. Presupuestos participativos en Las Cabezas de San Juan (Sevilla, 1999-2003)

 Para nosotr@s,  los presupuestos participativos eran una excusa para propiciar un proceso de transformación social, de aquí que poco a poco se fuera construyendo la táctica del Reparto; que se ha ido dibujando –en palabras de José Aguilar (2001)- como “parte de la pequeñas utopías domésticas a las que todavía podemos aspirar”. O sea, algo que partiendo de lo cotidiano es capaz de trascender, individual y colectivamente; para convertirse en una forma de apropiación de lo público –tanto a nivel simbólico, como cultural y sociopolítico-.

Para otros, el proceso ha sido digno de ser descalificado –no podía ser de otra forma si realmente quiere estar vivo- por diferentes aspectos; y no sólo desde aquellos que piensan que la actual democracia representativa es el mejor de los sistemas posibles, sino también desde los que buscan formas/fórmulas alternativas. Así podemos agrupar las críticas en ocho epígrafes:

-Un proceso que parte de un Ayuntamiento nunca puede desembocar en transformación social; ésta sólo es posible si parte de los colectivos alternativos.
-Un proceso que se dirige hacia el conjunto de la población nunca puede desembocar en transformación social. Debe dirigirse, prioritariamente, hacia/desde las personas concienciadas.
-Existe falta de seriedad en el proceso; lo festivo es importante como expansión y celebración, pero siempre después de la discusión y la toma de decisiones, y nunca como un todo dentro del proceso.
-La metodología que sustenta el proceso no es científica.
-Los presupuestos participativos son una política perversa que hace creer al trabajador que tiene el poder, pero esto es engañoso: siguen sin poder influir en la cosa pública, esto es sólo una ilusión.
-Este proceso es una utopía; y en todo caso sólo es posible en América Latina, porque en Andalucía tenemos ya un alto nivel de vida.
-No se puede usurpar la soberanía de los representantes públicos –legitamada por las urnas- por los intereses particulares de un grupo de personas reunidos en asamblea.
-No se puede hablar de presupuesto participativos cuando sólo se decide un tercio de la cuantía total.





En resumen -desde nuestra experiencia en Las Cabezas de San Juan-: es necesario saber de quién parte la demanda (Alcalde y Concejal de Servicios Sociales), transformarla desde la inclusión del conjunto de personas implicadas (polític@s, técnic@s y vecin@s), promover identificaciones que sirven para hacer avanzar el proceso (historias orales de jóvenes y mayores), crear estructuras que faciliten una toma de decisiones más plural (mesa política, mesa del área de lo social, mesa de representantes de vecinos y mesa de jóvenes), es imprescindible impedir que estas estructuras de participación provoquen nuevas delegaciones (dinamización de barriadas y poblados), hay que construir con la población herramientas y habilidades participativas, así como la autoestima necesaria para que no dejen de plantear propuestas alternativas frente/con los líderes consolidados (curso de habilidades participativas). Y por último, hay que decidir conjuntamente, y lo decidido debe ser respetado por todas las partes (jornadas de decisión del Reparto).La puesta en marcha de lo decidido debe ser planteado como consecución del proceso y evaluación del mismo (comisión de seguimiento).

Para profundizar
http://ilusionismosocial.org/mod/resource/view.php?id=279

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