viernes, 4 de marzo de 2016

LIBERTAD. Provocando encuentros entre la UACM y su entorno social

Vestigios de la cárcel en la UACM

En esta antigua cárcel liberada por el abrazo vecinal comenzamos las jornadas de Ilusionismo Social en Casa LIBERTAD (Universidad Autónoma de Ciudad de México, LaTICFM-Aula Abierta Comunitaria). Esta ex-cárcel es una metáfora del sistema educativo y de ello dialogamos en las diversas sesiones que tuvimos dentro (en Casa Libertad de la UACM) y fuera (en casa de Emiliano @el_lur, en el comedor y parque comunitario de Ixcalli, en la Escuela de Artes y Oficios El FARO de Oriente, en la pulquería y en los diversos transportes públicos y privados que fuimos tomando...).

En entradas anteriores publicamos algunos de los materiales que utilizamos y referencias a las dinámicas de trabajo (sesión 1, sesión 2, sesión 3sesión 4 y sesión 5).

En este post queremos hablar de algunos de los temas que salieron en los debates (que fueron muchos y muy interesantes...).

En el comedor comunitario de Ixcalli
El primer tema que se nos viene a la memoria es el de la cárcel, que está omnipresente. Tendría como dos derivaciones: la primera sería que un espacio liberado por la lucha vecinal para convertirlo en un espacio educativo que ayudara a que Iztapalapa fuera un lugar mejor para la vida de la gente y a que se borrara su estigma (como barrio de delincuencia, marginación, etc.) haya sido apropiado por la institución universitaria, que vive, así, a espaldas del barrio que la hizo posible, antrincherada en los muros de la cárcel. Si hemos hablado en diversos foros de la importancia de que la universidad se abra a la comunidad en la que esté, en este caso esa apertura es urgente y cobra una dimensión ética porque sería la mínima devolución que tendría que hacer la universidad en respuesta a la lucha de la gente. Y no se trataría de hacer cosas "para la gente" sino con y desde la gente, construyendo, de esta manera, una sociedad convivencial (y no una sociedad asistencialista).

En el auditorio de Casa Libertad de la UACM
La segunda derivación sería un tema que ha salido en varios debates y es que much@s estudiantes se sienten segur@s dentro de los muros de la universidad, encontrando relaciones que no ponen en riesgo su integridad. Esta seguridad, que rompe con la esperanza de construir colectivamente otra vida en el entorno social de la colonia o del barrio del que proceden, provoca una ruptura de clase, que imposibilita el poder dialogar de igual a igual con su familia y sus vecin@s. Esta ruptura es fácil de visualizar cuando se escucha la forma de hablar de l@s universitari@s y la imposibilidad de entendimiento con quienes les han acompañado desde pequeñ@s y que en muchas ocasiones han sido quienes han hecho posible que hayan ido a la universidad.

Otro tema sería lo que se desprende del entendimiento de qué es lo alternativo y lo popular, de lo que es la autoría y la construcción colectiva, y de los modelos de comunicación.
En la azotea de Casa Libertad de la UACM

Los saberes se construyen como la almazuela: se entreteje lo viejo y lo nuevo y se le va dando diferentes funciones, no es diseño sino costura, así que si luego no te sirve lo puedes desunir y construir algo nuevo uniéndolo a otros retales para hacer algo que te hace falta en ese momento, compartiendo y construyendo colectivamente. Todo lo contrario de lo que hacen por ejemplo l@s grandes diseñador@s, como con la moda “homeless”, se roban los diseños, las ropas, las formas de llevarlas, y se le pone una autoría. El autor hace una apropiación cultural, traicionando al no poner en valor esos conocimientos que ha adquirido en relación con otras personas, y además profundiza en esa traición, como dice Agustín GARCÍA CALVO (2009): “Aquello de la independencia respecto a Amos, aquello del desinterés, solo con mucha hipocresía se puede sostener de la situación de los intelectuales actuales. Están, como el Poder mismo, como el Dinero, al servicio del Futuro. Nada de libertades respecto a fines, nada de persecución de una verdad desconocida, por el contrario: discursos, libros y cualesquiera otras producciones destinadas como a confirmar la falsa verdad de las creencias que a la gente se le imponen. Hasta ahí hemos llegado.”

En el campo de El Faro de Oriente
¿Cómo se resuelve el dilema de la autoría en las culturas populares? Pasando del autor a la referencia: hay una familia en Fuente de Cantos que hace unos quesos de leche cruda que no he probado nunca en otro sitio, algo grupal, en un sitio, transmitido oralmente... una referencia que rompe el curso del conocimiento, rompe la identidad del autor por medio de la identificación de las personas, los espacios y los saberes. O desde otro punto de vista, desde lo escrito, como lo plantea el Colectivo SITUACIONES (2004): “Algo semejante sucede con las publicaciones: ellas surgen como necesidades provisorias de invocar la presencia de otras experiencias con quienes prolongarnos, pero no representan un estadio necesario de un sistema más vasto.”
En la residencia de El Faro de Oriente

Cuando desde una investigación universitaria o desde un vídeo alternativo se toma información de la gente o aparece una construcción colectiva (ya sea en forma de fiesta, de experiencia...), lo mínimo es devolver eso que se ha construido a partir de lo que ha dado la gente a esa gente que ha participado de alguna u otra manera. Sin esa devolución, sí sería un robo de información, muchas veces además esa información deja en situación más vulnerable ante el poder del Estado y/o del Mercado (aquí hay más información sobre la devolución).

Otro tema fue el de las herramientas. Cuando construimos el programa base de las jornadas junto con la gente de LaTIC-FM, una parte central quedó configurada por las herramientas convivenciales

La opinión generalizada de las personas que se dedican a la investigación social, es que las herramientas son aprovechables e intercambiables, mientras más herramientas sepas mejor vas a saber responder a los problemas de la investigación. Pero esto está muy alejado de lo real, en el mejor de los casos utilizar herramientas no adecuadas es una pérdida de tiempo, pero lo más corriente es que sea una reducción que provoca unir lo que es diverso, de una manera arbitraria que anula esa diversidad. Es una forma de eliminar lo individual y singular, identificando leyes generales e identidades simples y cerradas; para construir la lógica del orden sobre el basurero del caos. Las técnicas no pueden ser intercambiables igual que no lo son los papeles de los investigados, ni los para qué, ni el proyecto social.

La idea de conocer algunas herramientas que se han utilizado en algunos procesos de participación no ha sido para aprender a utilizarlas sino para tomarlas como fuente de inspiración, tanto por la herramienta en sí como por las formas de hacerse con ellas, aprender a utilizarlas, adaptarlas y modificarlas. Las herramientas no tienen que ser perfectas ni ser utilizadas con perfección sino que nos sirvan, que no haya que dedicar mucho tiempo en diseñarlas o en tener agilidad en su uso, porque entonces no nos daría tiempo a trabajarlas con la gente para la que se supone que las estamos creando.

"El equilibrio de la vida se expande en varias dimensiones, y, frágil y complejo, no transgrede ciertos cercos. Hay umbrales que no deben rebasarse. Debemos reconocer que la esclavitud humana no fue abolida por la máquina, sino que solamente obtuvo un rostro nuevo, pues al trasponer un umbral, la herramienta se convierte de servidor en déspota. Pasado un umbral la sociedad se convierte en una escuela, un hospital o una prisión. Es entonces cuando comienza el gran encierro. Importa ubicar precisamente en dónde se encuentra este umbral crítico para cada componente del equilibrio global. Entonces será posible articular de forma nueva la milenaria tríada del hombre, de la herramienta y de la sociedad. Llamo sociedad convivencial a aquella en que la herramienta moderna está al servicio de la persona integrada a la colectividad y no al servicio de un cuerpo de especialistas. Convivencial es la sociedad en la que el hombre controla la herramienta". Ivan ILLICH (1978).

Con Fely, Emilia, Adrián, Arturo, Francisco, Emiliano, Nayeli y Julieta, el último día



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