Los principios de ilusionismo:
son los que nos preguntan sobre cómo tenemos que trabajar las formas de
hacer para saber si nos movemos dentro de un proceso de ilusionismo
social (lo llamamos principio porque solamente sabemos cómo empezar a
enfrentarnos con un proceso, pero no sabemos ni cómo iniciarlo ni cómo
se desarrollará...).
Como plantea el COLECTIVO SITUACIONES: “[...] un conglomerado heterogéneo de reuniones sin más hilo de coherencia que los que de pronto brotan del caos y sin conocer exactamente que desarrollo podremos darle [...]. Así que sabemos sólo como comenzar. Y esto muy relativamente. De hecho, todos los procedimientos (dispositivos) que preparamos suelen mostrarse auténticamente improcedentes ante la textura de la situación concreta”.
DE OBJETO A
SUJETO: Las personas implicadas en la investigación no son objetos
sino sujetos, por lo que se produce un cambio respecto a las formas
de investigación. Se pasa de ser estudiado a estar participando en
la acción y en la investigación.
Las Ciencias
Sociales en el siglo XIX, se empeñaron
en darle a sus saberes lo que entendían que era un carácter más
científico y así parecerse al resto de las ciencias, entre ellas
las llamadas Ciencias Naturales.
Para ello convirtieron a las personas en objetos, buscando así la
objetividad y la comparación de casos. Pero lo que se consigue es
convertir a las personas y sus formas de relacionarse en objetos y
con falta de relación. Esto ha llevado y sigue llevando a grandes
errores a la hora de analizar las situaciones, además de impedir que
se produzcan procesos de transformación social.
La parte más
perversa de lo que sucede con todo esto, la describe perfectamente
Jesús IBÁÑEZ (1997:47): “los que mandan se reservan la condición
de sujetos y atribuyen a los mandados la de objetos. Los que mandan
ejercen sobre los mandados operaciones de control. Esta cibernética
es una investigación de cómo pueden controlar los sujetos (sistemas
observadores) a los sujetos (sistemas observados). En general, los
objetos no son separables de los sujetos: el objeto es producto de la
actividad objetivadora del sujeto. Además, en los sistemas sociales,
los (supuestos) objetos son también sujetos para que la sociedad
deje de estar regulada en la lucha de clases, los juegos de lenguaje
de tipo pregunta/respuesta deben ser sustituidos por otros de tipo
conversación. Ya no se trata del control de los que mandan sobre los
mandados sino de la liberación de unos y otros de la relación de
mando”.
Pasar de
objeto a sujeto de investigación, puede significar pasar de trabajar
por el que te paga a trabajar con la gente, lo que supone reconocer a
las personas en si mismas y con su propia complejidad.
El regreso del
sujeto a la investigación con todas sus complejidades, sus
fracturas, sus sujeciones es imprescindible si hablamos de espacios
de investigación donde se hace necesario no sólo el conocimiento
(aunque también, ¿cómo conocer sin los sujetos que producen
conocimiento?), sino sobre todo producir cambios, para lo que es
necesario no separar pensar/hacer/sentir. Deben ser los sujetos
implicados en los contextos de investigación los que con su
explicación y comprensión de los problemas y necesidades sociales
apunten la dirección y materialicen los cambios.
Inma Fuentes,
educadora en el proyecto “Child Inclusión” que trabaja con
menores en situación de desamparo, lo explica así: “vivimos en un
mundo donde todo está preconcebido, predicho, prehecho,
predispuesto, todo organizado y planificado, no hay espacio para
dejar hablar al sujeto de acción. Lo bonito de esta [forma de hacer]
es que la gente con la que se trabaja participa y el proceso
educativo se lleva desde la participación y las formas de hacer y el
querer hacer”. En definitiva se trata de pasar del espectáculo, de
ver tu vida desde la butaca, a ser protagonista de la vida cotidiana.
DE SUJETO
INDIVIDUAL A SUJETO COLECTIVO: Para pasar de sujeto individual a
sujeto colectivo, no se trata de trabajar con suma de individuos, ni
siquiera con suma de colectivos, no es trabajar con asociaciones ni
siquiera con colectivos estructurales (inmigración, mujer,…), no
es que l@s técnic@s dejen opinar ni siquiera que escuchen, no es que
todo lo que se diga en un grupo esté bien, ni mal, sino que se trata
de trabajar enredando y enredándose entre los cultivos sociales y
desempoderandose individualmente para construir colectivamente.
No somos seres
aislados, vivimos en relación con los demás y continuamente
cambiamos nuestra forma de estar y nuestras ideas o construimos
nuevas ideas porque nos estamos continuamente relacionando. Para ello
es necesario trabajar desde las mediaciones sociales deseadas, pues
toda intervención social es un proceso de comunicación, y todo
proceso de comunicación es un conjunto de mediaciones sociales.
Las
mediaciones son esas formas de hacer y de relacionarse que pueden ser
impuestas, consentidas, compradas o construidas colectivamente y
deseadas; siendo estas últimas las que nos pueden ayudar como
indicadores privilegiados de posibles conjuntos de acción (unión de
diversos grupos para llevar a cabo acciones, pensamientos y
sentimientos conjuntos), y de las formas de construcción y
deconstrucción necesarias para la creación de cosmovisiones
generadoras de formas de relación en las culturas populares.
Dicho de otra
forma, las mediaciones sociales deseadas permiten el encuentro en los
tiempos y los espacios cotidianos, es decir, que podamos entender y
provocar procesos de reflexión-acción-sentimiento que a su vez
construyen nuevas mediaciones sociales deseadas que llevan a nuevos
encuentros o reencuentros. Todo ello para poder ir dando pequeños
giros en los que sucedan verdaderas transformaciones sociales.
Al entender
esto, se entiende que en Palomares del Río se haya trabajado en los
espacios y tiempos cotidianos con la telenovela “María Paloma. La pasión de Palomares”, en
la que se une la cultura de masas con las culturas populares, con lo
que podemos comprender lo impuesto y repetir lo consentido para poder
construir lo deseado.
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