Alba Ayucar ha sido este curso estudiante de la asignatura Didáctica de la Lengua (de 3º del Grado de Educación Primaria). Como comenzó un poco más tarde, al principio no conocía a nadie de la facultad. Le he pedido que contara cómo vio el ambiente de la clase cuando llegó y cómo fue trabajando con sus compañer@s, y esta ha sido su reflexión. ¡¡¡Muchas gracias, Alba, por tu aportación!!! (original en euskera, traducido al castellano por la propia Alba).
Nuestra clase en muchas ocasiones podía parecer un caos. A veces la profesora ponía música, podíamos hablar en grupos sin seguir ningún tipo de orden, podía ser dentro de la clase tanto en el suelo como encima de la mesa,... donde cada uno se sintiera cómodo. Y también fuera del aula, en la hierba. Pero ese caos que se podía observar desde fuera ocultaba una realidad totalmente diferente, con mucho sentido.
Era un espacio donde las opiniones de todos eran expuestas, cada uno podía realizar lo que quisiera, trabajábamos en disenso. Individualmente o en grupo, cada uno como quisiera, como se sintiera más cómodo. Si hubiera entrado alguien en el aula (las puertas normalmente siempre estaban abiertas) nos hubiera visto sentados encima de la mesa a unos, y otros en el suelo o incluso de pie, hablando con tranquilidad, trabajando a gusto… estábamos trabajando entre IGUALES.
Surgieron y surgirán contratiempos de este tipo durante el curso, pero no podemos echarnos atrás por ello. Tenemos que seguir trabajando porque creemos que esta forma de trabajo realmente tiene mucho varo y estas inconformidades son parte de nuestro trabajo. Tenemos presente que las opiniones de todos son válidas.
Hemos aprendido a hacer haciendo, trabajando entre todos. Nadie nos ordenaba o mandaba, en un buen ambiente, con alegría... además de sentir lo que hemos hecho entre todos como NUESTRO, cada uno lo siente como suyo. Nuestras relaciones han sido constructivas, hemos aprendido que hay diferentes formas de percibir una misma realidad. En mi caso, en algunos momentos me di cuenta de que no tenía opinión, pero después de hablar con unos y con otros construí mis propias ideas.
Con la experiencia que había adquirido hasta ahora con mis estudios, podía decir que para conseguir cualquier objetivo el primer paso era definir el propio objetivo. Primero definir el objetivo y después crear un plan estratégico para conseguirlo. Pero no era consciente de que de este modo casi siempre los objetivos los pensaban/definían otros, por ejemplo los profesores. Ahora sé que impulsando la acción y la construcción colectiva, aunque en un principio esté sin definir el objetivo, con naturalidad, paso a paso, hemos construido objetivos compartidos. Y ahora me siento capaz de formar parte de cualquier otro proyecto. Por muchos motivos, entre otros, porque me he sentido tratada como persona, con mis miedos y mis defectos, siendo capaz de recorrer un camino que yo sola nunca habría podido recorrer.
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