El desempoderamiento se liga a la participación por el hecho de que abre hacia vivir un nuevo mundo sin poder, y estas vivencias, a nivel mundial, comparten tres características fundamentales:
La primera es que las mujeres toman el protagonismo en estas nuevas formas de participación, y no es por concientización con respecto al feminismo, que en algunos casos también será, sino porque estas nuevas formas de vivir transformando están ligadas a la vida cotidiana y son las mujeres las que habían sido relegadas históricamente a ese ámbito como un ámbito subalterno y son las mujeres, por encontrarse justo en ese espacio en el momento concreto las que están en disposición de poder transformar el mundo en la actualidad. Los hombres, desgraciadamente, quedan fuera de juego porque se han apropiado de los espacios del poder, en donde reinan los horarios y los territorios y donde difícilmente penetran esos espacios y tiempos cotidianos.
La segunda es que la gente que, desde la vida cotidiana está transformando el mundo, no se está conformando con la promesa de que en el futuro lo vivirán, sino que una característica central de todo esto que está pasando en los caracoles zapatistas, en las juntas vecinales del Alto en Bolivia, en el movimiento jornalero andaluz... es que hay que vivir ese mundo nuevo desde ahora, y esto une dos cosas que, desde el ámbito de las organizaciones políticas institucionalizadas, se han separado, que es: vivir y transformar la sociedad. Desde estas experiencias y muchas otras lo que nos están enseñando no solamente que se pueden unir estos dos mundos sino que es imprescindible unirlos para hacer un mundo nuevo.
La tercera es que para vivir desde ya este mundo nuevo la decisión ha sido vivirlo a partir de nuestros propios espacios y tiempos, y hacernos invisibles al Poder del Estado y del Mercado dominantes.
Estas tres cuestiones ponen de relieve y en el centro lo que es importante en la actualidad: cotidianidad, construcción colectiva y autogestión de la vida cotidiana.
Estas cuestiones son las que propusimos debatir el lunes pasado, 23 de febrero de 2015, en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla. Empezamos de la comunidad hacia la escuela pero el debate rápidamente se centró hacia dentro de la universidad, como le interesaba al profesorado, porque es ahí, con sus estudiantes de por medio, donde podían utilizar mejor su poder y por lo tanto, su capacidad y competencia de hacer prevalecer sus formas de relación verticales y directivas. Centrando la cuestión en el tema de las calificaciones, su intención era destruir cualquier posibilidad de debate, porque se pone por delante la imposibilidad de hacer nada y por tanto, hay que seguir haciendo lo que se hace hasta ahora, con frases bienintencionadas como "yo lo haría pero...", "el practicum nos impide...", "una persona no podía...", convertir lo anecdótico en ley para demostrar que no es posible y tapando así otras aperturas hacia otros nuevos mundos, porque si no se puede hacer nada, aunque yo quiera hacerlo, hay que hacer lo mismo de siempre, que es...
Pero no se dieron cuenta, y ahí estuvo su gran error, supongo, que l@s estudiantes que ell@s habían puesto de por medio podían pensar por sí mism@s, pero incluso no solo pensar por sí mism@s y en su silencio reflexionar sobre las cosas, sino atreverse a hablar y no para apoyar las grandes tesis de sus profesor@s que l@s iban a calificar, sino para rebatirles y abrir así hacia la esperanza.
La sesión de la mañana terminó con una intervención de una estudiante que condensa lo que venimos contando: que esa mañana, en esas cuatro horas, había aprendido más que en los dos años que llevaba de carrera, y que le gustaría seguir trabajando de esa manera. Sus compañer@s se arrancaron a aplausos.
La tarde, que estaba dedicada a la exposición de las investigaciones del profesorado de esa facultad que se dedica a unir educación y participación, fue rápidamente reconducida al campo de juego que habían perdido por la mañana y así, con sus powerpoints, intentaron volver a crear el silencio de los cementerios educativos, en los que solo se puede hablar cuando el profesor dice que es el momento de responder a una pregunta. De paso, ya habían conseguido traernos otro concepto de la educación post-moderna, que es la escuela-aeropuerto, provocada por el poder de la obligatoriedad de la asistencia, en la que el estudiante huye en cuanto se abre una puerta.
A continuación, haremos un relato más sistemático de lo que ocurrió en el seminario, que se convirtió en un mini-simulacro de participación.
La primera es que las mujeres toman el protagonismo en estas nuevas formas de participación, y no es por concientización con respecto al feminismo, que en algunos casos también será, sino porque estas nuevas formas de vivir transformando están ligadas a la vida cotidiana y son las mujeres las que habían sido relegadas históricamente a ese ámbito como un ámbito subalterno y son las mujeres, por encontrarse justo en ese espacio en el momento concreto las que están en disposición de poder transformar el mundo en la actualidad. Los hombres, desgraciadamente, quedan fuera de juego porque se han apropiado de los espacios del poder, en donde reinan los horarios y los territorios y donde difícilmente penetran esos espacios y tiempos cotidianos.
La segunda es que la gente que, desde la vida cotidiana está transformando el mundo, no se está conformando con la promesa de que en el futuro lo vivirán, sino que una característica central de todo esto que está pasando en los caracoles zapatistas, en las juntas vecinales del Alto en Bolivia, en el movimiento jornalero andaluz... es que hay que vivir ese mundo nuevo desde ahora, y esto une dos cosas que, desde el ámbito de las organizaciones políticas institucionalizadas, se han separado, que es: vivir y transformar la sociedad. Desde estas experiencias y muchas otras lo que nos están enseñando no solamente que se pueden unir estos dos mundos sino que es imprescindible unirlos para hacer un mundo nuevo.
La tercera es que para vivir desde ya este mundo nuevo la decisión ha sido vivirlo a partir de nuestros propios espacios y tiempos, y hacernos invisibles al Poder del Estado y del Mercado dominantes.
Estas tres cuestiones ponen de relieve y en el centro lo que es importante en la actualidad: cotidianidad, construcción colectiva y autogestión de la vida cotidiana.
Estas cuestiones son las que propusimos debatir el lunes pasado, 23 de febrero de 2015, en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla. Empezamos de la comunidad hacia la escuela pero el debate rápidamente se centró hacia dentro de la universidad, como le interesaba al profesorado, porque es ahí, con sus estudiantes de por medio, donde podían utilizar mejor su poder y por lo tanto, su capacidad y competencia de hacer prevalecer sus formas de relación verticales y directivas. Centrando la cuestión en el tema de las calificaciones, su intención era destruir cualquier posibilidad de debate, porque se pone por delante la imposibilidad de hacer nada y por tanto, hay que seguir haciendo lo que se hace hasta ahora, con frases bienintencionadas como "yo lo haría pero...", "el practicum nos impide...", "una persona no podía...", convertir lo anecdótico en ley para demostrar que no es posible y tapando así otras aperturas hacia otros nuevos mundos, porque si no se puede hacer nada, aunque yo quiera hacerlo, hay que hacer lo mismo de siempre, que es...
Pero no se dieron cuenta, y ahí estuvo su gran error, supongo, que l@s estudiantes que ell@s habían puesto de por medio podían pensar por sí mism@s, pero incluso no solo pensar por sí mism@s y en su silencio reflexionar sobre las cosas, sino atreverse a hablar y no para apoyar las grandes tesis de sus profesor@s que l@s iban a calificar, sino para rebatirles y abrir así hacia la esperanza.
La sesión de la mañana terminó con una intervención de una estudiante que condensa lo que venimos contando: que esa mañana, en esas cuatro horas, había aprendido más que en los dos años que llevaba de carrera, y que le gustaría seguir trabajando de esa manera. Sus compañer@s se arrancaron a aplausos.
La tarde, que estaba dedicada a la exposición de las investigaciones del profesorado de esa facultad que se dedica a unir educación y participación, fue rápidamente reconducida al campo de juego que habían perdido por la mañana y así, con sus powerpoints, intentaron volver a crear el silencio de los cementerios educativos, en los que solo se puede hablar cuando el profesor dice que es el momento de responder a una pregunta. De paso, ya habían conseguido traernos otro concepto de la educación post-moderna, que es la escuela-aeropuerto, provocada por el poder de la obligatoriedad de la asistencia, en la que el estudiante huye en cuanto se abre una puerta.
A continuación, haremos un relato más sistemático de lo que ocurrió en el seminario, que se convirtió en un mini-simulacro de participación.
Comenzamos con el capítulo introductorio del libro Participando CON y DESDE la gente (pdf) que íbamos dando a las personas participantes a medida en que iban llegando, para que pudieran trabajar a su ritmo. La mayor parte de participantes eran estudiantes del Grado de Educación Primaria de la Universidad de Sevilla que vinieron en su horario de clase (es decir, "obligados"), y también se animaron a venir Maider desde Donostia, Fabián y María desde Zaragoza, Manuela @ManuelaRuiz desde San Fernando, Miguel desde Lebrija, Marta, Rubén, Rafael... Estuvimos muy bien arropados, nos ayudaron a ir llevando la sesión con sus ideas y sus formas de intervenir.
En lugar de exponer ideas y experiencias, pusimos la segunda parte del primer borrador del vídeo de Desempoderamiento educativo para comenzar la primera parte del debate de la sesión. Los estudiantes de la facultad apenas participaron en esta primera parte, ya que fueron l@s profesor@s quienes condujeron el debate hacia el empoderamiento educativo, y a partir de ahí hacia la evaluación y la calificación... Habíamos puesto la parte del vídeo sobre el intercambio de saberes en la comunidad para hablar de lo que podemos aprender de los espacios y tiempos cotidianos, pero pasamos a hablar sobre las formas en las que se dan las clases, cómo se relacionan estudiantes-docentes y también algunas cosas sobre la competitividad y la competencia entre estudiantes, que ayudaron a ir interviniendo a más personas.
Estábamos en el salón de actos y la verdad, el ambiente era algo frío... Al fin y al cabo, aunque era un seminario abierto, l@s estudiantes estaban delante de algunos de sus profesores y compañer@s, no podían decir cualquier cosa de cualquier manera... y el sitio tampoco es que fuera muy propicio para la participación... En la segunda parte, a propuesta de María, quedamos en que después de ver la primera parte del vídeo, nos juntaríamos en otra disposición en el salón para que pudiéramos vernos las caras. En el vídeo fuimos viendo también la experiencia de Magisterio de Donostia, que tal vez sintieran como más cercana... cambiarnos de sitio, aproximarnos estudiantes, docentes y otr@s participantes... fue creándose un ambiente de confianza. De alguna forma, rompimos el espacio académico...
Comenzaron a participar más estudiantes en el debate, hablamos de problemas que habían tenido en la facultad, las dificultades para participar, cómo el ambiente competitivo predominante les estaba conduciendo al individualismo... y también, que aunque algun@s tomaban lo de ir a la universidad como "pasar por el aro" para sacarse el título (como dice Irati en el vídeo) y que iban solo a aprobar, los cuatro años que pasamos por la universidad también nos impregna, nos hace creernos, muchas veces sin darnos cuenta, que en realidad nuestras ideas no son importantes y que es mejor reservarnos nuestra opinión. ¿Qué precio estamos dispuest@s a pagar por ejercer de maestr@s? ¿Y qué tipo de maestr@s somos si nos hemos dejado conducir por el poder, la competencia y la insolidaridad, solo por conseguir las mejores calificaciones?
También salió el tema de los contenidos: ¿preferimos recibir los contenidos estructurados y preestablecidos de forma ordenada, o trabajar a partir de lo que vamos queriendo aprender y hacerlo de forma compartida y colectiva? Dar todo el programa porque así lo manda el curriculum nos obliga a ir a un ritmo por encima de la gente, por lo que realmente esos contenidos no pasan por nosotr@s, no sabemos por qué hay que aprender esos contenidos (y no otros) de esa manera (y no de otras)... La ventaja de correr y obligar a correr es que no hay tiempo para cuestionamientos, ni dilemas ni debates, solo impartir los contenidos.
El final de la mañana fue muy emocionante e ilusionante. Como dijo Fabián, en realidad el desempoderamiento no es tanto un posicionamiento ideológico (o apriorístico) sino lo que estaba pasando ahí mismo: estar junt@s compartiendo y debatiendo de igual a igual, diluyendo los roles (estudiantes/docentes/investigadores/técnicos...) y sintiendo que tod@s tenemos mucho que decir. L@s estudiantes, incluso estando delante de algun@s de sus profesor@s y compañer@s con quienes habían tenido roces y tensiones, empezaron a sentir la confianza para participar y expresarse.
A la tarde, José Antonio Pineda @pinelupo y Nico de Alba @ndealba, de la Universidad de Sevilla, presentaron su proyecto de investigación de "Estrategias de Formación del Profesorado para Educar en la Participación Ciudadana", un proyecto que ha tratado de conocer experiencias de educación en la participación, sus puntos fuertes y sus limitaciones, y a partir de su presentación se generó un debate sobre investigación en participación, investigación participativa y ética de la investigación. Si sabemos experiencial y también científicamente que la gente no participa, ¿por qué no caminamos caminando? No creo que se trate de primero investigar, después formar al profesorado y después aplicar, en un modelo secuencial y simplificante, sino ir trabajando, investigando mientras trabajamos para que la investigación alimente y sea también objeto de debate del proceso de participación, e ir aprendiendo junto con l@s estudiantes, es decir, tratando a l@s estudiantes como sujetos, no como objetos.
En la última sesión, Macarena Navarro y Francisco Núñez, también de la Universidad de Sevilla, presentaron su "Experiencia de aprendizaje activo y participativo en contexto universitario". Me gustó mucho cómo Paco reconoció la poca utilidad de lo que hacía en sus clases hasta cambiar su forma de trabajar. Dijo que, como producto universitario que es (de estudiante universitario a docente universitario sin "salir a la vida real"), él hacía bien su trabajo aunque en realidad no servía para nada lo que hacían. Reconocer eso es algo valiente y honesto, que es un buen punto de partida. También reconocía delante de sus estudiantes que no sabía muy bien por dónde iba a salir la cosa, y a ver si iban ayudándole.
Esa idea está también relacionada con la importancia de no plantearse que primero hay que subir un escalón para después subir el siguiente (verticalizando, alargando y simplificando procesos que facilitan que puedan ser controlados por el poder), sino que en realidad, se puede trabajar desde lo que sabemos aprendiendo junto con quienes nos encontramos en cada momento e ir transfiriendo lo que sabemos y complejizando con el tiempo.
Fue muy interesante toda la jornada y sinceramente, creemos que salió todo muy bien, pudimos ir debatiendo, encontrándonos y desencontrándonos a lo largo del día. ¡Muchas gracias a todas la personas que nos acompañasteis!
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