jueves, 3 de diciembre de 2015

El tendedero de los deseos, una herramienta del ilusionismo social

El tendedero de los deseos es una herramienta que nace dentro de un proceso de participación concreto, el del PGOU (Plan urbanístico) y el del Plan Estratégico participativo de Palomares del Río (Sevilla, Andalucía; España), con la finalidad de hacer trascender la decisión por parte de los vecinos y las vecinas del futuro de su pueblo en los próximos veinte años, respondiendo a la pregunta de ¿cómo vamos a hacerlo? CÓMO VAMOS A TRABAJAR LAS MEDIACIONES DESEADAS EN LOS ESPACIOS Y TIEMPOS COTIDIANOS, CÓMO VAMOS A PONER EN VALOR EL TRABAJO COLECTIVO, CÓMO VAMOS A DEVOLVER Y A EVALUAR LAS DECISIONES.

Como todas la herramientas, el tendedero de los deseos es un instrumento para poder llevar a cabo una técnica O VARIAS TÉCNICAS , que es la manera de ir construyendo las formas de hacer para desarrollar un proceso de Ilusionismo Social. Es importante tener en cuenta que, como el resto de las herramientas ha de estar continuamente adaptada recreada e inventada en cada proceso, para que la población no quede conformada por ella y para eso utilizaremos los TRECE sentidos. La forma de trabajar con y desde los sentidos es mediante las aptitudes, que son las que capacitan a una herramienta para ejercer una técnica y posibilitan el poder cambiar las técnicas de orden y su pertinencia en el proceso, adaptando y conectando las técnicas con las herramientas y con las herramientas-técnicas y multiplicando las posibilidades de éstas últimas, abriendo de este modo puertas hacia los imaginarios y la complejidad.


Estos procesos de ilusionismo social, al estar basados en el trabajo en los espacios y tiempos cotidianos, nos obligan a utilizar técnicas y herramientas que sean adaptativas, o sea, que no conformen (dimensión estructural), ni atrapen (dimensión distributiva) a la gente; sino que potencien la creatividad y la riqueza generadas en las formas de relación (dimensión dialéctica). Para movernos en esta dimensión debemos aguzar los sentidos con los que saber cómo no separar el pensar, el hacer y el sentir, y así poder adecuar y acompasar nuestros bagajes aprendiendo de otr@s; para hacer trascender, dinamizar y generar mediaciones sociales deseadas.

El tendedero de los deseo fue la herramienta que en el proceso de participación de Palomares del Río permitió la reflexión colectiva y el debate público propiciando que los vecinos del municipio fueran protagonistas de todo lo que estaba ocurriendo en su pueblo. En el tendedero de los deseos la gente de forma individual y/o colectiva trabajó las necesidades y potencialidades con la acción de tender en un cordel de forma pública las formas de satisfaccer estas necesidades y priorizando con las pinzas aquello que sentía como más importante.

Esta herramienta nos permitió participar en la complejidad de los cultivos sociales, pues hace posible que la gente entre y salga según sus tiempos y estén en los espacios de su vida cotidiana. Para ello ha sido fundamental combinarla con el mapeo, que nos desvela dónde y cuándo tender las propuestas vecinales, provocando un proceso de toma de decisiones continua, a través de la sistematización/construcción/deconstrucción de la información, y que hace posible reelaborarlas colectivamente una y otra vez. El tendedero no sólo era un acto de recogida de propuestas, sino que también se debatía y desarrollaba lo qué implicaba cada propuesta; por ejemplo, proponer un hospital significa que Palomares tendría que llegar a 50.000 habitantes y por lo tanto tener que construir todo el término municipal; en cambio, tener un centro de salud con urgencias significa proyectar una población de unos 20.000 habitantes, y así dejar más terreno para zonas verdes, carriles bici, zona agrícola...


EL TENDEDERO DE LOS DESEOS from ILUSIONISMO SOCIAL on Vimeo.

Además nos sirvió para dos cosas importantes: para poner en valor el trabajo de cada espacio y tiempo cotidiano; puesto que se iba sistematizando lo que se decidía, y se pasaba al siguiente espacio, y para devolver y evaluar lo decidido.

Esto junto con otras cosas fue ayudando a construir los gestos de ilusionismo con los que se rompió lo posible y abrieron los once sentidos hacia el trabajo de los imposibles. Pasando el número de personas que habían participado en principio en el proceso de 90 a un total de participación directa y colectiva en el pueblo de 936, aunque sube a 2.000 si hablamos de alegaciones individuales.

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Posteriormente esta herramienta se ha recogido en diversos procesos y acciones de Andalucia, resto del Estado espanol, Mexico, Francia, Argentina...


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